domingo, 22 de mayo de 2016

IMPRESIONES FINALES DEL #BOGFW


Bueno, queridos, se terminó una semana de la moda más de la industria colombiana, y la palabra "polémica" se queda corta si queremos hablar de todo lo que se ha dicho del evento (alerta de post muy largo). No, realmente no voy a decir lo fatal que fue, porque me parece que hay puntos de lo que no nos gustó que no entran en discusión. Y como todos nuestros posts de análisis de semanas de la moda, mencionaremos punto a punto lo que sucedió, y les queda como tarea forjar su propia opinión al respecto: 

Desorganización

Hablar de que si vimos o no la pasarela en un lugar privilegiado no es tan superfluo como parece. Que si toca hacer cola, que si los puestos no funcionan, toddo esto tiene una repercusión mayor al juego de egos de la industria. Un organizador que no se preocupe de la completa experiencia que genera su evento demuestra una sola cosa: no comprende el alcance que puede tener el evento en sí mismo. Y es muy complicado, cuando se realizó una curaduría de marcas muy precisa, trayendo a pasarela solamente las mejores propuestas. Y aunque me han dicho que siempre se "sobrevenden" estos eventos, pienso que hay pasarelas a las que la asistencia se puede prever (caso Isabel Henao), todo esto lleva a fallas logísticas inaceptables que le restan mucho valor a la propuesta de moda de una feria de tal magnitud. Las fallas logísticas, más allá del trato particular, hablan de la forma en que el organizador ve la feria, sin profesionalismo y restando el enfoque experiencial de la moda.

Shit happens

Además del suceso general de la desorganización, hubo un par de sucesos particulares que amargaron la noche de todos. Comenzando por la repetición de una pasarela, que básicamente reduce al mero espectáculo una propuesta de valor tan nutrida, como lo fue Isabel Henao, ya comprendemos que la organización pretende comprender la moda como eso, un espectáculo masivo de estrato seis. Y a eso le siguió un evento aún más triste, el enfrentamiento entre organizadores y diseñadores, donde el colectivo Gris vio perturbada su puesta en escena por diferentes problemas técnicos. La verdad, este punto es álgido por lo complicado que es comprender las culpas. ¿Hubo un culpable? Lo dudo. Shit happens, y más en este tipo de eventos, la música ida o el reinicio de la pasarela no son cosas para preocuparnos. Yo lo pongo en tela de juicio, porque sí fue evidente el deje de descuido que tuvo la organización, pero esto no es casual de la pérdida de prestigio masiva. 

El colectivo Gris se pronunció, porque no debe ser nada sencillo poner todo ese esfuerzo en un evento, y que tenga un resultado tan complicado. Y parte de sus palabras era comprender que el Bogotá Fashion Week sí tuvo algo de culpa. Y aunque lo dudo, espero que no sea cierto, y que se quede en un percance tradicional de cualquier evento masivo. 
Brazalete de Mercedes Salazar

La venta de boletas

En este punto, nada qué hacer. Solamente comprobamos una y otra vez que el organizador quería que esto se quedara en espectáculo, que resulta ser la visión de la industria que ha impedido el crecimiento de la moda colombiana, de la manera adecuada. No haré mella en el tema, pero sí diré que es totalmente inaceptable. 

La parrilla

Aquí sí comienzo a decir cosas mucho menos duras contra el evento, porque realmente se hizo una curaduría muy buena. Tuvimos la dósis de buen talento, y de talento establecido en la ciudad. Solamente me quedo con el vacío de algunas colecciones que no destacaron del modo que nos hubiera gustado, y para ser justos,simplemente no hablaremos de ellas. También me queda en el tintero que colecciones masculinas, no hubo, y ustedes saben que acá siempre hacemos especial de eso. Pienso que la hibridación de espacios hizo que muchos prefiriéramos quedarnos en Museo del Chicó, sin asistir a los demás espacios. Sumamos también la presentación de una colección en el Museo Nacional, que nos hizo pensar que la feria iniciaría como un espacio de moda (más que espectáculo) en Bogotá. 

La industria del ego

Algo de lo que aún no se ha dicho sobre el Bogotá Fashion Week es que no sólo fueron los organizadores los que la embarraron, muchos de los asistentes hicieron invivible la experiencia de moda de la Fashion Week. Puestos mal asignados, falta de sincronización de dónde sentamos a quién y la gente que no respetó el espacio que le asignaron demuestra que nos falta más educación sobre la industria, y un poquito de sentido común sobre lo que se debe o no hacer en un evento masivo. Y dar poder, sobre el poder que ya les otorga a grandes egos de la industria, no le da objetividad al hecho de ocupar una silla en primera fila. 

Y ya, luego de haber dicho todo lo que se me ocurrió, desde un descontento general en el que me encuentro con la industria de la moda nacional, donde hasta ver una pasarela puede llegar a ser un suplicio, es hora de hablar de colecciones. Y ya esto serán unas nuevas historias, llamadas Faride Ramos, Darío Cárdenas, Juan Pablo Socarrás, Isabel Caviedes e Isabel Henao.

¡Nos leemos pronto!


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